La sexualidad es algo fundamental para nuestro bienestar personal y de pareja. Mantener unas relaciones sexuales sanas y satisfactorias nos relaja, aumenta nuestra autoestima, nos conecta íntimamente con nuestra pareja, entre otros muchos beneficios. Por ello, cuando se presentan problemas en ésta área, nuestra calidad de vida se puede ver resentida y pueden aparecer sentimientos de ansiedad, tristeza, frustración e incluso de rechazo hacia las relaciones sexuales, aparte del impacto negativo que tienen a nivel de pareja.
Muchas veces, por vergüenza, se tiende a esconder y no afrontar las dificultades sexuales, lo cual es, a su vez, el principal impedimento para solucionarlas ya que, afortunadamente, estos problemas tienen una solución relativamente sencilla y rápida. Contamos con las técnicas y tratamientos más adecuados para cada caso, en función de aquello que esté originando el problema. Con esconder la cabeza bajo tierra y querer obviar la situación, lo único que vamos a conseguir es quedarnos exactamente como estamos y, en muchas ocasiones, generar un empeoramiento de los síntomas. Lo primero y más importante, es dejar de negar la existencia del problema y tomar una actitud activa para intentar solucionarlo. Para ello, nada mejor que ponerse en las manos de un profesional especializado en nuestra problemática.
En la mayoría de ocasiones el problema es de origen psicológico y no orgánico, aunque nunca está de más descartar que haya algo que no funcione bien a nivel fisiológico. Haber tenido malas experiencias, avergonzarnos de nuestro cuerpo, no saber comunicarnos con nuestra pareja para mostrarle cuales son nuestros gustos y apetencias, tener un pobre autoconocimiento de nuestras zonas erógenas, ideas preconcebidas erróneas sobre la sexualidad… pueden estar en el origen de estos problemas. En los hombres, los problemas más frecuentes que suelen acudir a consulta son la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. En las mujeres, la anorgasmia (incapacidad para alcanzar el orgasmo) y el bajo deseo sexual. En próximos artículos iremos hablando más detenidamente de cada una de estas dificultades y qué podemos hacer en consulta para ayudaros a solucionarlos.
Muchas veces estos problemas aparecen en el contexto de una relación de pareja, y aunque sea uno de los dos quien “tenga” el problema, realmente es una situación que afecta a nivel de pareja, por lo que siempre es muy importante que ambos os involucréis en la mejoría de vuestras relaciones sexuales, lo cual tendrá también un impacto positivo en la satisfacción en la relación en general. Recordad que la sexualidad es una de las patas fundamentales que sostienen vuestra relación. Siempre que sea posible, recomiendo la participación de ambos en el trabajo en consulta y, por descontado, en las tareas para casa a realizar durante las sesiones.
Lo más importante, y el mensaje que os quiero transmitir, es que estos problemas que puede que llevemos años arrastrando, podemos mejorarlos y solucionarlos en un periodo de tiempo relativamente corto. Muchas personas, al finalizar la terapia, tienen la sensación de haber estado perdiendo el tiempo y muchas me han comunicado que ojalá hubieran buscado ayuda antes. ¡Imagina cómo sería tu vida en general y la sexual en particular pudiendo disfrutar plenamente de tus relaciones sexuales y que dejen de ser un foco de ansiedad, frustración y negatividad, y pasen a ser algo placentero y excitante!
